El presupuesto de la multicausalidad y la necesaria apertura a la “creencia razonable” y el abordaje cualitativo (por Victor Bezunartea)
En el afán de establecer desde qué corriente de pensamiento sobre el conocimiento científico debemos analizar la realidad en la nueva disciplina de la prevención del delito, diré que el investigador de ésta materia no tiene por objetivo arribar a conclusiones absolutas respecto de las causas del delito, sino que trata de comprender el fenómeno particular de la “situación de inseguridad” en un momento y lugar determinados a fin de formular posibles soluciones prácticas. A estos fines, se hace necesario abrazar todas las posibilidades en base al postulado fundamental de la multicausalidad de la inseguridad con una apertura teleológica a la “creencia razonable”.
Si partimos de la base (como lo hacemos) de que las causas del delito son variadas y que no se concentran en un solo factor, establecemos una de las directrices fundamentales que diferencian a la prevención del delito de otras ciencias como la criminología y superamos el escollo que tal pretensión nos ofrece.
La criminología se ha dedicado a lo largo del tiempo a buscar una causa prevalente. Su objeto de estudio no es el nuestro. Definir con precisión las causas no nos interesa. Nuestro objeto es la “situación de inseguridad”, la cual se da en un “territorio” determinado, y por tanto es única e irrepetible.
No somos dogmáticos porque no aceptamos que haya razones indudables ni absolutas para delinquir. Tampoco hacemos elección de alguna causa basándonos en la mayor o menor fiabilidad del conocimiento, como lo hacen los seguidores de la academia. No somos escépticos porque no planteamos la imposibilidad de pronunciarse sobre el asunto. Nos pronunciamos. Decimos que hay multicausalidad. Desde ésta premisa, casi dogmática si se considera que paradójicamente la postulamos como una verdad absoluta, debemos compartir con Villoro la idea de que todo conocimiento criminológico debe entenderse en términos de "creencia razonable" y que es innecesario y hasta inconveniente a la práctica preventiva sostener la existencia de creencias infalsables.
Desde éste punto de vista utilizamos la criminología en un sentido teleológico utilitario. Como medio para un fin. El fin de elaborar hipótesis posibles (“creencias razonables”) sobre las que se edificará el plan de prevención para el caso determinado.
El abordaje metodológico en la investigación de éste fenómeno debe admitir factores cualitativos basados en el análisis de las experiencias, las representaciones y las prácticas sociales de los actores involucrados en el fenómeno delictivo, desde una óptica holística que incluya en el estudio no solo a los delincuentes sino también las variables victimológicas y situacionales que completan el triángulo delictivo.
Partir desde otro espectro lleva necesariamente a conclusiones erróneas y/o sesgadas de la realidad y de allí también de las “soluciones” que fluyen a partir de ese análisis, todas parciales y por tanto impotentes para dar resultados sostenibles.
En lo personal pretendo establecer que la prevención delictual es una disciplina autónoma de otras ciencias como la criminología ya que su objeto de estudio difiere sustancialmente. La prevención del delito no estudia al delincuente sino a la “situación de inseguridad” entendida como un ecosistema único e irrepetible en cada lugar y momento dados. Desde ésta óptica el método científico entendido como la observación, la formulación de hipótesis, la contrastación empírica y la elaboración de teorías se vuelve una herramienta metodológica permanente, pero abierta a variables no solo cuantitativas sino de tipo cualitativo.
Debo establecer aquí un criterio necesario: decir que analizamos las causas del delito no como un objeto de estudio sino como una herramienta de formulación de hipótesis no implica decir que la prevención del delito no tiene método. Lo tiene.
En el prólogo de mi libro "Manual de Prevención del Delito – Multiagencialidad y Policía Comunitaria" manifiesto que: "Desde una postura racionalista plantearé pasos metodológicos que permitan “sustituir la intuición, la opinión y la experiencia del decisor por un conjunto de técnicas y métodos precisos que le ayuden a encontrar no una decisión cualquiera, sino la mejor decisión”; pero no sin tener en cuenta la realidad organizacional en la que debe moverse, adecuando “...la decisión a las capacidades organizativas reales y los determinantes políticos presentes..."
Cité como fuente teórica para tal afirmación el trabajo de compilación a cargo de Rafael Bañón y Ernesto Carrillo "La nueva Administración Pública" (Alianza Universidad, Madrid, 1997), en su Capítulo 11. "El análisis de las políticas públicas", de Manuel Tamayo Saez (Universidad Complutense de Madrid. Instituto Universitario Ortega y Gasset).
Aspectos cualitativos a tener en cuenta en la “trastienda de la investigación”:
Creo importante entrar en mayor detalle respecto a éste tema porque de alguna manera oficia como piedra angular para comprender cómo y por qué se toman las decisiones que se toman en materia de seguridad pública, y cuál es la postura ideológica que propongo al respecto, en la inteligencia (como siempre repito) de que la prevención del delito es también una cuestión política.
Propongo para ello analizar a través de mi experiencia personal como ex funcionario de la Secretaría de Seguridad de la Provincia del Chubut los conceptos doctrinarios expuestos por el autor citado, de modo de facilitar su comprensión y al mismo tiempo arrojar mayor luz sobre lo expuesto en mi libro.
Existen dos posicionamientos teóricos respecto a cómo se elaboran o deben elaborarse las políticas públicas (en nuestro caso en materia de seguridad). La postura racionalista y la incrementalista.
ANÁLISIS DEL MODELO RACIONALISTA:
En su versión pura, busca el desempeño óptimo a través de los siguientes pasos:
1. Establecer metas y objetivos ordenándolas por importancia
2. Establecer las alternativas para su logro
3. Valorar las consecuencias que pueden traer aparejadas esas alternativas
4. Comparar las alternativas entre sí y definir cuál es la más deseable y efectiva
Esta postura admite un modelo menos ambicioso llamado de racionalidad limitada (Herbert Simon 1957), que no busca un desempeño óptimo sino satisfactorio, en la inteligencia de que el modelo puro es inaplicable por la existencia de factores que condicionan el accionar del decisor político.
Me interesa detenerme un poco en éste punto para explicar cada uno de éstos factores condicionantes a la luz de mi experiencia personal en la función pública.
Los factores que condicionan una elección racional pura son:
1. De carácter psicológico: La elección racional pura se dificultaría porque requiere aptitudes extraordinarias en las personas (inteligencia, conocimientos, habilidades) que muchas veces no tienen. Al respecto planteo en mi libro que "...la lógica estatal para la selección del personal que cubre las diferentes áreas del Estado no tiene que ver siempre con la idoneidad o el conocimiento del funcionario en el área respectiva.", y que "la mayor parte de los “policy makers” existentes en los gobiernos, no comienzan sabiendo lo necesario sino que se forman en el camino al fragor de las inclemencias de la gestión.", así como que "Por lo general desde la política se intenta quebrar las leyes de la física llevando al extremo el axioma de que “es el arte de lo posible” apelando en su empeño a soluciones de poca seriedad técnica. Del mismo modo muy a menudo aquellos que deben dar operatividad a los cambios necesarios carecen del compromiso y la constancia suficientes, abandonan el proceso a mitad de camino, sujetan los diseños preventivos a tiempos que por su extensión son inaceptables, o actúan sin método ni evaluación alguna." [1]
No obstante debo decir que a veces es lamentable la política de recursos humanos que se implementa en el Estado, ya que se priorizan aspectos políticos por sobre las cualidades técnicas, perdiéndose así experiencia invaluable. Tal vez si se tuviera una política de recursos humanos más eficiente y no tan ligada a los favores políticos, éste factor se vería fuertemente relativizado, permitiendo avanzar en procesos de mayor seriedad técnica.
2. Valores: El decisor no decide solo por lo que cree más adecuado ya que su decisión afecta a otros y en muchos casos son decisiones compartidas. En éste aspecto juegan un papel importante los medios de formación de opinión pública, y por ello digo en mi libro que "...la demanda social, instigada y generalmente mal informada por la mediatización sensacionalista e inescrupulosa que se hace del tema, le impone un ritmo a la agenda política muy vinculado a la satisfacción inmediata de expectativas (cualquiera que éstas sean) que a veces atenta contra el desarrollo de políticas públicas serias y sustentables en el tiempo. De su mano cada político enarbola las bondades de una nueva panacea en materia de seguridad atribuyendo a los antecesores todas las maldades y poniendo sobre los hombros de los sucesores todas las expectativas." [2]
3. De carácter organizativo: El decisor que quiere aplicar un método racional puro encuentra limitaciones impuestas por la organización. Hago expresa mención de esto en mi libro al decir que "El funcionario transcurre por todo ese largo proceso conviviendo con algunas otras complejidades vinculadas al ámbito en el cual se desenvuelve. Una política pública en materia de seguridad participa de las particularidades que le aportan la organización en la que es implementada (el Estado y dentro del mismo sus distintas dependencias)...". [3]
Ejemplo práctico: En mi paso por la gestión un problema organizacional importante era por ejemplo (y estimo que aún lo es, aunque ya no estoy en la gestión pública) el deficiente diseño de los sistemas de información. ¿Cómo puede uno avanzar en la definición de estadísticas si los sistemas de recopilación y sistematización de la información criminal no son enteramente confiables?. Hubieron quienes ante ésta situación directamente relativizaron toda posibilidad de avanzar en un trabajo de análisis y planificación delictual serio, metiéndonos así prácticamente en una parálisis operativa ya que, si para planificar hacía falta previamente modificar todo el sistema de recopilación y sistematización de información existente, prácticamente debíamos detener todo el proceso incipiente de trabajo metodológico en materia de prevención delictual hasta tanto el sistema de información fuera 100% fiable. Por su puesto que no hice tal cosa y seguí avanzando con las herramientas que teníamos, porque no solo me importaba la pureza estadística, sino implantar y afianzar un proceso metodológico de policiamiento diferente en materia de prevención delictual. Y así lo hicimos, recopilando, analizando y sistematizando la información con la Policía Comunitaria de manera artesanal durante años, con excelentes resultados.
4. De costos: Se dice que el modelo racional es caro desde el punto de vista del tiempo, medios tecnológicos, recursos humanos de gran especialización, etc. Si bien ésta afirmación puede ser cierta, también lo es el hecho de que a la larga resulta mucho más caro no tener método y actuar con criterios puramente políticos o intuitivos. Es caro en tiempo (porque las soluciones adoptadas suelen no resolver el problema en virtud de su improvisación) y en recursos (porque al carecer de método se apela a la eficacia y no a la eficiencia, lo cual generalmente termina traduciéndose en inversiones millonarias para sistemas que no logran su cometido).
Caso práctico: ¿Cuánto salió implantar y sostener el sistema de cuadrículas en la provincia del Chubut durante los años 2014 a 2015?. Patrulleros, GPS, nafta, talleres, choferes, etc, etc, etc... ¿Cuánto salió el sistema de monitoreo por cámaras de videovigilancia?. Centros de monitoreo, contratación de personal, sistemas informáticos, conectividad, etc., etc, etc...¿Cuánto salió el trabajo desarrollado en las zonas sensibles durante los años 2014 y 2015 por la Policía Comunitaria desde la Subsecretaría a mi cargo?. Infinitamente menos, y logramos muchísimo más, además de que los dos primeros sistemas no son económicamente sustentables y en cambio la Policía Comunitaria de la Provincia lleva ya más de 18 años en funcionamiento. ¿Alguien puede imaginar lo que podríamos haber hecho si todos los recursos volcados al sistema de cuadrículas y al monitoreo se hubieran volcado a una política de policiamiento comunitario orientada a resultados?. De todos modos, ya es mera especulación.
5. Limitaciones institucionales: El decisor político no decide desde cero. Buena parte de la agenda viene impuesta (políticas precedentes, expectativas y demandas, etc.). Por ello explico en el libro que las decisiones del funcionario están condicionadas por "...la coyuntura y ámbito en el que es aplicada (contexto social y político en cada territorio en un momento dado). También se ve afectado por el tiempo en el cual le toca actuar. Hablar de “reforma policial”, o “conducción política de la fuerza policial” resultaba mucho más difícil hace diez años de lo que resulta hoy. Los desafíos en ese entonces eran mayores y los avances obtenidos hoy en la materia (como en muchas otras) no se deben totalmente a decisiones políticas puntuales, sino a largos procesos de cambio implantados en un momento dado que lograron subsistir en base a una combinación de convicciones y compromisos personales, oportunidades, necesidades, azar y (también) decisión política. [4]
Caso práctico: Durante el año 2015 el Ministerio de Seguridad de Chubut se replanteó si era viable sostener el sistema de cuadrículas o si debía ser reformulado. La decisión fue sostenerlo, a pesar de que se había implantado en la gestión del ministro anterior, debimos esforzarnos al máximo para mantenerlo en función de compromisos asumidos con anterioridad.
ANÁLISIS DEL MODELO INCREMENTALISTA (Charles Lundblom - 1990):
Para ésta postura, las políticas nuevas cuyos resultados se desconocen son menos viables políticamente, por lo que las gestiones tienden a aplicar "pequeñas variaciones correctivas respecto de la situación presente".
Eso fue precisamente lo que hicimos con el sistema de cuadrículas. La decisión una vez implantado fue sostenerlo, por lo que nuestra gestión a partir de diciembre de 2014 se volcó a la tarea de volverlo eficiente.
Hoy me pregunto si el propio sistema de cuadrículas, a pesar de lo traumático de su implementación para la Policía de la Provincia (que debió hacer un esfuerzo superlativo), no fue más que una variación del sistema preexistente: el patrullaje policial disuasivo. Bajo la lógica de lograr una policía más cercana al ciudadano, se volcó recurso al patrullaje disuasivo. Y he aquí la paradoja. Una verdadera revolución hubiera consistido en avanzar totalmente hacia la profundización y generalización de un esquema de Policía Comunitaria. Tal vez por eso no se hizo a un nivel macro (si bien como ya dije los resultados en zonas sensibles fueron más que satisfactorios).
ANÁLISIS DEL "MIXED SCANNING" o "Tercer enfoque" (Etzioni,1967, en Aguilar, 1992):
Como se verá a la luz de los casos prácticos que cito, a pesar de que tengo una posición ideológica formada a favor de la Policía Comunitaria; una idea muy clara de lo que debe hacerse en materia de seguridad pública y de que durante diez años ocupé cargos ejecutivos de alto rango que me permitieron tomar decisiones políticas importantes, debí actuar dependiendo de las circunstancias y los contextos y variables específicos de cada momento. Esto es a lo que me refiero en mi libro cuando planteo que propugno una posición racionalista “...pero no sin tener en cuenta la realidad organizacional en la que debe moverse, adecuando “...la decisión a las capacidades organizativas reales y los determinantes políticos presentes... [5] . Esa es la posición del tercer enfoque.
CONCLUSIÓN:
No puede haber improvisación en materia de prevención delictual. Es necesario consolidar un método de trabajo que permita sustituir la intuición, la opinión y la experiencia del decisor por un conjunto de técnicas y métodos precisos que le ayuden a “encontrar no una decisión cualquiera, sino la mejor decisión”. [6]
[1]Victor Bezunartea. "Manual de Prevención del Delito – Multiagencialidad y Policía Comunitaria". Editorial De los cuatro vientos, pág 10, Bs As. 2015
[2]Victor Bezunartea. Ob cit. Pag 11
[3]Victor Bezunartea Ob.cit. Pag 11
[4]Victor Bezunartea. Ob cit. Pag 11
[5]Manuel Tamayo Saez en “La nueva administración Pública − Rafael Bañón y Ernesto Carrillo – alianza Universidad, Madrid 1997 – Capítulo 11. Pag 13
[6] Manuel Tamayo Saez. Ob cit. Pag. 9
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